La sostenibilidad asociada al turismo es una conversación mundial que no es nueva para la gran mayoría de personas involucradas directa o indirectamente con la industria. Sin embargo, el turismo regenerativo es hoy el concepto que se propone como la evolución a la sostenibilidad ¿Se trata sólo de cambio de nombre? ¿Qué elementos nuevos pone sobre la mesa?
Aquí te lo explicamos desde el principio.
Desde hace alrededor de cuatro décadas, cuando en 1983 la ONU crea la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo, diversos grupos de personas y organizaciones comenzaron a manifestar públicamente su preocupación por el futuro del planeta y el rol que el turismo podría jugar en su conservación, con lo que se comenzó a conceptualizar sobre un turismo sostenible. Esas voces fueron escalando hasta llegar a la Declaración de Río y la Agenda 21 que se produce en 1992, durante la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, y se definen términos como sostenibilidad o turismo ecológico y se hace palpable la necesidad de implementar la planeación de un turismo sostenible.
Con esta nueva mirada a los viajes y el turismo se obliga a que todas las actividades del sector armonicen con la protección de los entornos naturales y el respeto por los patrones socioculturales de los habitantes de las áreas en las que se opera, sin dejar de lado el respeto a las personas, visitantes y pobladores, y la generación de beneficios socioeconómicos para los locales.
En otras palabras, con el turismo sostenible se busca que la llegada de turistas traiga beneficios económicos a los pobladores mientras que se pone en aprecio y valor su patrimonio sociocultural y contribuyan a la conservación de la naturaleza, con un uso razonable de los recursos.
La formulación de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para el horizonte 2030 por parte de las Naciones Unidas es un fuerte espaldarazo en la consolidación de esta manera de concebir el turismo y la forma como debe planificarse su desarrollo, en contraste con los grandes desafíos que enfrenta nuestra generación, como el cambio climático, la afectación por gases efecto invernadero, la pobreza, la inequidad social, el abandono de las zonas rurales, la escasez de agua potable y la pérdida de la biodiversidad en el planeta. Según WWF, América Latina y el Caribe registran una disminución del 94% en aves, mamíferos y peces.
Se plantea ahora un nuevo paradigma para ayudar a resolver esta crisis ambiental: De la sostenibilidad a la regeneración.
El turismo regenerativo propone restaurar la salud y vitalidad de los ecosistemas y se levanta sobre cuatro componentes fundamentales: sostenibilidad económica empresarial, el bienestar de la comunidad, contar con ecosistemas saludables y brindar una buena experiencia al viajero, abordados de forma integral.
Mientras que la sostenibilidad se basa en 3 principios descritos antes en torno al cuidado del planeta, las personas y la productividad, para la regeneración son cuatro principios: el turismo como sistema vivo interconectado soluciones a las necesidades de los destinos y las personas de acuerdo con su potencial, armonía y trabajo articulado de sectores públicos y privados, y saldo positivo para la naturaleza.
Teniendo muchas cosas en común, el turismo regenerativo puede verse como una evolución de los criterios de sostenibilidad, basados en el mayor conocimiento que poseemos de la manera como opera este sector, los diversos impactos que ha generado en las sociedades y su enorme valor como un instrumento para armonizar la presencia de visitantes con las diversas formas de vida en este planeta.
Más allá de cómo llamemos lo que hacemos en el turismo, el resultado es definitivo: somos más que simples pasajeros en el mundo, somos agentes de cambio. Hagamos que ese cambio sea para traer impactos positivos a las comunidades, a la industria, a los viajeros y a la Tierra.
Sandra Howard Taylor
Directora ejecutiva TRIBO
